En Asia Central y otras regiones monta?osas del mundo los glaciares se están derritiendo más rápido que nunca. El aumento de las temperaturas está acortando los inviernos y prolongando los veranos, lo que a su vez provoca el retroceso de los glaciares.
Los glaciares almacenan cerca del 70 % del agua dulce del planeta, de la que dependen casi dos mil millones de personas para el abastecimiento de agua potable, la agricultura, la industria y la producción de energía. Los glaciares también sustentan ecosistemas y son “estabilizadores climáticos” a escala local, ya que actúan como barreras contra la absorción de calor al reflejar la radiación solar hacia el espacio.
A medida que los glaciares siguen retrocediendo e incluso desapareciendo, el ciclo del agua se está volviendo cada vez más impredecible, lo que afecta al abastecimiento de agua en todo el mundo. Esta pérdida no es solo un problema ambiental, sino también económico, ya que repercute en los medios de subsistencia de millones de personas. Según estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el agotamiento de las reservas de agua dulce alimentadas por glaciares podría poner en peligro 4 billones de dólares del producto interno bruto mundial como consecuencia de perturbaciones en la agricultura, el abastecimiento de agua en zonas urbanas y la producción de energía.