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Rastreo de los microplásticos en el hielo

Unos científicos recopilan datos en la Antártida que tienen implicaciones para la salud de los océanos

Wolfgang Picot

Los científicos del OIEA exponen plásticos al agua de mar antártica para determinar las tasas y los patrones de degradación.

(Fotografía: Instituto Antártico Argentino)

“No tengo palabras para expresar lo impresionante que es el maravilloso panorama que se abría a nuestros ojos”, escribió en su diario el legendario explorador de regiones polares Robert Falcon Scott durante una expedición a la Antártida que tuvo lugar en enero de 1911. Marc Metian, Fran?ois Oberhaensli y Carlos Alonso, expertos del OIEA que viajaron al séptimo continente en enero de 2024, se hacen eco de ese sentir. “Los icebergs, el clima en constante cambio, la fauna silvestre... Es increíble cómo confluyen todos esos elementos en este entorno extremo”, dice el Sr.?Metian.

Hace más de un siglo, Falcon Scott se encontró un paisaje virgen. Hoy en día, la contaminación mundial llega incluso a las regiones más remotas de la Tierra, y la Antártida no es ninguna excepción. Con el objetivo de aprender más sobre el problema de la contaminación marina, los científicos se embarcaron en la primera expedición de investigación del OIEA a la Antártida para analizar la presencia de microplásticos en el continente blanco y sus alrededores. La expedición, que fue organizada por el Instituto Antártico Argentino, los llevó a unos 15?000?kilómetros de su lugar de trabajo en los Laboratorios del OIEA para el Medio Ambiente Marino, sitos en Mónaco.

“Los microplásticos son partículas cuyo tama?o oscila entre una micra y cinco milímetros. Mientras que la mayoría de las investigaciones se dedican a fragmentos de mayor tama?o, nosotros nos concentramos en materiales sumamente peque?os, a partir de las 20?micras”, explica el Sr.?Oberhaensli, haciendo hincapié en la singular metodología que aplicó la misión para detectar la contaminación a escalas sin precedentes.

Los científicos, que se desplazaron en helicóptero, avión militar de carga y rompehielos, recogieron muestras en 22?lugares diferentes. Las muestras comprendieron desde agua de mar y sedimentos hasta excrementos de pingüino y organismos marinos.

Recoger las muestras no fue tarea fácil. Los científicos trabajaron a temperaturas de hasta ?25 grados Celsius, desafiando vientos de hasta 160?kilómetros por hora. Aunque esas condiciones resultaron increíblemente difíciles para los investigadores, la fauna silvestre a su alrededor parecía imperturbable.

“Una de nuestras escalas fue la base Esperanza, en medio de una colonia de pingüinos —dice el Sr.?Oberhaensli—. Abres la puerta y los pingüinos te miran. Una tormenta de hielo hizo casi imposible que circuláramos por la zona, pero los pingüinos iban y venían tan tranquilos, pescaban y alimentaban a sus polluelos. Era increíble”.

Los Sres.?Metian, Oberhaensli y Alonso en la estación de investigación argentina Esperanza. (Fotografía: OIEA)

Investigación y creación de capacidad en torno a uno de los problemas mundiales más acuciantes

La expedición a la Antártida formó parte de la iniciativa emblemática del OIEA TECnología NUclear para el Control de la Contaminación por Plásticos (NUTEC Plastics). La vigilancia del medio marino es un pilar central de NUTEC Plastics, puesto que grandes volúmenes de residuos plásticos acaban en el océano. En el marco de NUTEC Plastics también se entablan colaboraciones con los países para hacer frente al problema en su origen, mediante el desarrollo de técnicas innovadoras para mejorar el reciclado de plásticos.

La iniciativa NUTEC Plastics apoya la investigación en el medio marino suministrando equipos de muestreo marino a laboratorios de todo el mundo y ense?ando a los científicos a utilizarlos. La iniciativa fomenta la transmisión de datos sobre la contaminación oceánica por microplásticos, así como las prácticas óptimas de recopilación y análisis de datos mediante técnicas nucleares e isotópicas.

La expedición a la Antártida, que se organizó en el marco de un proyecto de cooperación técnica que se llevaba a cabo en la Argentina, fue también una misión de creación de capacidad. Los científicos del OIEA impartieron capacitación a investigadores argentinos, a quienes ense?aron técnicas nucleares e isotópicas para el análisis de microplásticos. “Uno de nuestros objetivos clave es la transferencia de conocimientos”, subraya el Sr.?Alonso, y se?ala que los grupos de investigación de la Argentina y otros países dispondrán en el futuro de los mismos equipos avanzados gracias a la iniciativa NUTEC Plastics.

A raíz de una visita realizada en 2022 por el Director General del OIEA, Rafael Mariano Grossi, el OIEA ha contribuido al estudio de la contaminación del medio marino que están llevando a cabo los científicos del Instituto Antártico Argentino mediante la capacitación del personal, el suministro de equipos analíticos y una beca de cooperación técnica en los Laboratorios del OIEA para el Medio Ambiente Marino.

“El apoyo del OIEA es muy importante para el desarrollo científico de la Argentina —se?ala Frank Sznaider, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de dicho país—. La metodología del Organismo, consistente en analizar muestras numerosas y variadas utilizando tecnología de base nuclear cuya disponibilidad en la Argentina es limitada en la actualidad, arroja más luz sobre los efectos de los microplásticos en el medio marino que rodea nuestro país y nuestras bases antárticas”. El Sr.?Sznaider espera que esta investigación conjunta sea el inicio de una colaboración continua que mejore las capacidades científicas de la Argentina. “Sin duda, cuantos más datos tengamos en todo el mundo —especialmente en zonas remotas y delicadas como los mares antárticos—, más eficazmente podremos gestionar este tipo de contaminación y hacerle frente”.

Las tecnologías nucleares desempe?an un papel crucial en las investigaciones sobre los microplásticos. Analizar partículas de ese tama?o es difícil a nivel técnico. Utilizando técnicas como la espectroscopia vibracional, los científicos pueden caracterizar distintos tipos de plásticos y posiblemente rastrear su origen. Esta información es fundamental para elaborar estrategias específicas para mitigar la contaminación.

“Identificar los tipos de polímeros nos da pistas sobre el origen de la contaminación —explica el Sr.?Oberhaensli—. Por ejemplo, el tereftalato de polietileno, o PET, se utiliza habitualmente en envases como botellas de agua, mientras que la poliamida puede proceder de fibras textiles”.

Los investigadores del OIEA recibieron un firme apoyo de la comunidad científica internacional de la Antártida. En un lugar donde la actividad humana no es más que un punto diminuto en un paisaje infinito de mar y hielo, y donde el clima puede cambiar cada hora, hay acercamiento y apoyo mutuo.

“La misión se organizó con el generoso apoyo de la Argentina; visitamos una base chilena y otra uruguaya —indica el Sr.?Metian—. Conocimos a científicos polares de todo el mundo y nos recibieron con entusiasmo en todas partes”.

Peque?os pero significativos: resultados preliminares

De vuelta en Mónaco, los Sres.?Oberhaensli, Metian y Alonso disolvieron almejas, peces, excrementos de pingüino y otros especímenes como parte de un sofisticado proceso, en el que se utilizan técnicas nucleares y radiológicas, que no afecta a los microplásticos. Así pudieron identificar los tipos de microplásticos que habían encontrado y determinar su origen, información fundamental para elaborar políticas eficaces de control de la contaminación en todo el mundo.

Los resultados preliminares fueron alarmantes: todas las muestras analizadas contenían microplásticos, entre ellos politetrafluoroetileno (PTFE), policloruro de vinilo (PVC), polipropileno y PET. Los resultados ponen de manifiesto que la contaminación por plásticos tiene un alcance mundial y está presente incluso en lo que antiguamente se consideraba un entorno virgen.

Quizá lo más significativo sea que la investigación pone de relieve los posibles riesgos ambientales de los microplásticos. Las partículas de esta escala pueden penetrar en las membranas de los organismos y podrían causar efectos biológicos que aún no se comprenden cabalmente. “Como son extremadamente peque?os, los microplásticos pueden penetrar en los organismos como no pueden hacerlo los plásticos de mayor tama?o”, observa el Sr.?Oberhaensli.

Los datos se darán a conocer a través de múltiples canales, entre ellos el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Alianza Mundial contra la Contaminación por Plásticos y la Basura Marina. De este modo, los resultados contribuirán a que la contaminación marina por plásticos se comprenda cada vez mejor a nivel mundial.

En un momento en que el OIEA sigue ampliando la iniciativa NUTEC Plastics, esta misión antártica representa un paso fundamental para vigilar la contaminación mundial por plásticos y dar respuesta a este problema. La investigación no solo aporta conocimientos científicos, sino que también actúa como un poderoso recordatorio del impacto humano incluso en las zonas más remotas de nuestro planeta.

04/2025
Vol. 66-1

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