Para obtener las imágenes radiográficas se hace pasar un haz de rayos X a través de una región del cuerpo de un paciente. Posteriormente, se plasman sobre una placa o en algún tipo de plataforma digital. En general, las imágenes impresas en placas deben verse en un negatoscopio o contra una fuente de luz, como si fueran transparencias, y las imágenes digitales deben verse en la pantalla de una computadora.

En el plano mundial la tendencia general es pasar de radiografías impresas en placas a radiografías digitales. Aunque la radiología digital supone ventajas claras, actualmente podría no ser la alternativa más adecuada para determinados establecimientos clínicos debido a los costos y otros aspectos operativos.

Es importante ser consciente de que los principales aspectos de la información que proporcionan las imágenes y la exposición de los pacientes a la radiación no dependen del tipo de radiografía por el que se opte (placa o digital), sino de la selección de las características del sistema de obtención de imágenes y los criterios de funcionamiento para cada procedimiento clínico.