La protección radiológica de los pacientes es un elemento esencial de una buena práctica médica. Se ha estimado que el número de procedimientos médicos que usan radiación ionizante aumentó de aproximadamente 1 700 millones en 1980 a casi 4 000 millones en 2007. El objetivo de la exposición médica no es aplicar la dosis más baja, sino administrar al paciente una dosis que sea acorde a los fines médicos previstos. Por ejemplo, un médico radiólogo tiene que administrar a un paciente la dosis correcta para poder diagnosticar o curar un tumor. Una dosis demasiado baja o demasiado alta puede ser problemática.

No cabe duda de que la aplicación de radiación ionizante y sustancias radiactivas en aplicaciones de diagnóstico, intervencionales y terapéuticas en la esfera de la medicina es beneficiosa para centenares de millones de personas cada a?o. No obstante, en el uso de la radiación en la medicina se deben ponderar cuidadosamente los beneficios derivados de mejorar la salud y el bienestar de las personas y los riesgos inherentes de exponerlas a la radiación.

El OIEA procura ayudar a reducir las exposiciones innecesarias e involuntarias en la práctica por medio de un programa y unas actividades de protección radiológica específicos. Las exposiciones innecesarias pueden deberse a procedimientos que no estén justificados para un fin concreto; a la aplicación de procedimientos de radiología médica a personas cuyo estado de salud no justifica tales intervenciones, y a exposiciones médicas que no estén adecuadamente optimizadas para la situación en que se utilizan. En cuanto a las exposiciones involuntarias, pueden ser el resultado de un dise?o que no es seguro o de un uso inapropiado de la tecnología de la radiación en el ámbito médico.