Los pistachos, anta?o un manjar del que disfrutaba sobre todo la realeza, pueden esconder aflatoxinas mortales y cancerígenas, pero una nueva técnica nuclear está siendo de ayuda.
Cuenta la leyenda que la reina de Saba, cuyo imperio se extendía desde el actual Yemen hasta Etiopía, amaba tanto los pistachos que prohibió a los ciudadanos corrientes cultivarlos y los reservó exclusivamente para la corte real. Las civilizaciones antiguas, desde los persas hasta los griegos y romanos, utilizaban este fruto seco no solo para cocinar sino también para tratar diversas enfermedades como la inflamación. Hoy en día, los pistachos son más populares que nunca. Solo en 2022 se produjeron más de un millón de toneladas de pistachos en todo el mundo, siendo los principales productores el Irán, los Estados Unidos y Türkiye.
Ahora bien, a medida que aumenta la demanda también lo hace la preocupación por un polizón tóxico que puede llevar el pistacho: las aflatoxinas.
Entonces, ?cómo podemos seguir disfrutando de los pistachos sin preocuparnos por problemas de salud accidentales? Aquí es donde entra en juego la tecnología nuclear.
El OIEA y sus asociados han descubierto una técnica nuclear innovadora para detectar estas toxinas de forma más rápida, más barata y más eficaz que nunca, lo que hace que el consumo de pistachos sea más seguro para todos. Esta técnica, utilizada desde 2023, se aplica en cada vez más países de todo el mundo.